ALBERT EINSTEIN EN ZARAGOZA

El 12 de marzo de 2023 se cumplen 100 años de la visita de Albert Einstein a la capital aragonesa, uno de los científicos más importantes de la historia pasó 50 horas en Zaragoza. Se entiendan o no sus investigaciones y su teoría de la relatividad, lo cierto es que prácticamente todo el mundo conoce como mínimo el nombre de Albert Einstein, uno de los científicos más importantes de la historia de la humanidad. Nació en la ciudad bávara de Ulm el 14 de marzo de 1879, y en su niñez y parte de su juventud no parecía que fuera a convertirse en la celebridad científica más importante del siglo XX, tal como le declaró la revista “Time”. De hecho, no empezó a hablar hasta los tres años de edad y en los años siguientes, si bien sacaba en general buenas notas, tampoco eran brillantes, aunque comenzaba a destacar en las ciencias naturales por las que mostraba un vivo interés, así como disfrutaba de las clases de violín que le daba su madre, Pauline Koch. En esos años fue forjando un carácter y un pensamiento que le marcarían el resto de su vida, abogando siempre por el pacifismo, la libertad individual y de expresión, el internacionalismo y el socialismo democrático. No eran precisamente las mejores ideas para vivir tranquilo en el prácticamente recién fundado Imperio alemán del Káiser Guillermo I y de su omnipresente canciller, Otto von Bismarck, quien había creado un sistema escolar muy rígido y basado en una estricta disciplina militar y ultranacionalista que chocaba abiertamente con la mentalidad de Einstein. De hecho, esto provocó la famosa frase de uno de sus profesores de bachillerato, Joseph Degenhart, que en 1894 le espetó a un Albert Einstein con apenas 15 años que “nunca conseguiría nada en la vida”.

Al final, Einstein estudió física y comenzó a trabajar en la Oficina de Patentes de la ciudad suiza de Berna mientras por su lado ya estaba trabajando en la teoría que cambiaría la ciencia para siempre. En 1905 publicó la teoría de la relatividad espacial y su famosísimo E=mc2, para seguir después investigando y publicando obras que pusieron las bases de la física estadística y la mecánica cuántica. Con estos trabajos alcanzó un gran estatus en el mundo científico internacional, algo que quedó confirmado en 1915 cuando presentó la teoría de la relatividad general reformulando el mismo concepto de la gravedad e iniciando las investigaciones y teorías sobre el mismo origen y evolución del universo. Otros estudios paralelos confirmaron en 1919 las teorías del científico alemán, lo que terminó por auparlo a la posición de gran celebridad científica a nivel mundial y a ser galardonado en 1921 con el Premio Nobel de Física. Todo el mundo quería verle y escuchar sus investigaciones y empezó a hacer giras internacionales, lo que le llevó a España en el año 1923 para hacer una gira que entre finales de febrero e inicios de marzo le hizo pasar por Madrid, Zaragoza, Bilbao y Barcelona para impartir unas conferencias. Albert Einstein llegó a la capital aragonesa en tren procedente de Madrid justo hace 100 años, el 12 de marzo de 1923, pasando las siguientes 50 horas en Zaragoza.

La vida intelectual y cultural de la ciudad se revolucionó en aquellas horas llegando hasta la estación una comitiva para recibir al Premio Nobel, encabezada por el catedrático en bioquímica Antonio de Gregorio y Rocasolano, en cuyo trabajo estaba interesado Einstein, así como también estaba el cónsul de Alemania, numerosos estudiantes y casi toda la colonia de alemanes afincada en la ciudad. Hasta el estallido en 1914 de la Primera Guerra Mundial, una de las colonias alemanas en África era el actual Camerún, pero con la guerra esta fue invadida por británicos y franceses y varios cientos de alemanes cruzaron la frontera para llegar a la Guinea española. Así, quedaron como una especie de refugiados con plena libertad siempre que no salieran del país. Más de 300 fueron asentados en Zaragoza y muchos de ellos terminaron echando raíces, formando familias, creando negocios como “El tinte de los alemanes” y las “Salchichas Kurtz”, e incluso su propia zona de enterramiento en el cementerio de Torrero.

Einstein con la Ronda Jotera la mañana del 14 de marzo de 1923

A su llegada a Zaragoza, el mismo alcalde de la capital, Victoriano Carboné Chueca, llevó a Einstein en su coche hasta el desaparecido Hotel Universo y Cuatro Naciones situado en el número 52 de la calle don Jaime. Durante su estancia en la ciudad, toda la prensa local siguió sus pasos minuto a minuto. El mismo 12 de marzo, apenas un par de horas después de su llegada, Einstein impartió su primera conferencia en francés en el Aula Magna de la por entonces Facultad de Medicina y Ciencias, hoy Paraninfo de la Universidad. La sala, presidida por el rector Ricardo Royo Villanova, estaba totalmente abarrotada. Tras la charla la comunidad científica aragonesa dio un banquete en su honor celebrado en el antiguo Casino Mercantil en el Coso. En la misma se mostró preocupado por la situación de inestabilidad en la que se encontraba su Alemania natal, en ese momento con el nuevo régimen de la República de Weimar surgido tras la caída del káiser tras la derrota alemana en la Gran Guerra.

Al día siguiente, el 13 de marzo, dio su segunda conferencia en el mismo lugar que la anterior, donde utilizó una pizarra para mostrar unas ecuaciones que luego el rector de la universidad quiso que fuera conservada tal cual, aunque tristemente hoy en día se le ha perdido el rastro. Tras esta segunda charla visitó con entusiasmo el Pilar, la Seo, la Aljafería y La Lonja, con la cual se quedó maravillado según testimonio de aquellos que le acompañaban. Más tarde le llevaron al Teatro Principal a ver la última zarzuela cómica de Miguel Echegaray, “La viejecita”, mientras que por la noche el cónsul alemán, Gustavo Freudenthal, le invitó a cenar en su casa en el Coso donde Einstein prodigó durante los postres al resto de invitados con un pequeño concierto con su violín. Para terminar, en la mañana del 14 de marzo una rondalla acudió al hotel para ofrecer al científico un pequeño concierto jotero con el que dijo la prensa que se mostró muy emocionado, más dando la coincidencia de que ese día cumplía 44 años. De hecho se realizó una fotografía con todos los integrantes de la rondalla apareciendo con una niña jotera en brazos. Dicha fotografía se creía perdida, pero recientemente se ha encontrado en el archivo que donó el propio científico a la Universidad Hebrea de Jerusalén. Unas horas después partió por la tarde en tren abandonando una Zaragoza que recordaría por siempre su visita.

Sergio Martínez Gil

Lcdo. en Historia por la Univ. de Zaragoza