«MÁS LARGO QUE LAS OBRAS DEL PILAR»

¿Cuántas veces hemos escuchado por Aragón y sobre todo por Zaragoza la frase «esto es más largo que las obras del Pilar»? Y desde luego no le falta razón. Y es que la catedral-basílica del Pilar, o al menos el templo barroco que disfrutamos hoy en día y que sustituyó al edificio mudéjar preexistente, comenzó a construirse en 1681 gracias al impulso que le dio desde 1670 el por entonces virrey del Reino de Aragón Juan José de Austria.

Sin embargo, el edificio no fue terminado completamente en cuanto a su estructura hasta 280 años después, el 25 de noviembre de 1961. Y es que ese día finalizaron las obras de las dos torres que dan a la ribera del Ebro y que fueron las últimas en construirse gracias al patronazgo de Leonor Ruíz Sala y Francisco de Borja y Urzáiz. Un matrimonio muy adinerado pero que no tenía hijos y que decidió pagar esta construcción que culminó la estructura del proyecto.

El caso es que el padre de Leonor, Esteban Alejandro Sala y Santanac, fue tres veces alcalde de Zaragoza, senador por la provincia y uno de los no pocos artífices de que el ayuntamiento de la ciudad autorizara en 1892 el derribo de la famosa Torre Nueva, en la actual plaza de San Felipe. ¿Quién sabe si además de su habitual práctica de donativos, Leonor quiso devolver a la ciudad con esas dos torres del Pilar parte de lo que su padre ayudó a quitarle a los zaragozanos con el «turricidio» de la Torre Nueva?

Leonor Sala y Francisco de Borja Urzáiz (año 1949). Fotografía de Gerardo Sancho en el Archivo Municipal de Zaragoza

El proyecto de construir estas dos últimas torres fue encargado al arquitecto municipal Miguel Ángel Navarro motivada además por las bodas de oro del matrimonio. La primera piedra fue colocada el 11 de diciembre de 1949, teniendo el proyecto completo un coste de 25 millones de pesetas. En agradecimiento, las dos torres fueron bautizadas con los nombres de ambos mecenas, San Francisco de Borja y Santa Leonor. Ambos permanecen enterrados en la cripta del Pilar junto a personajes como José de Palafox.

¿Y te la Torre Nueva nos olvidamos? Realmente no, ya que el recuerdo de los zaragozanos hacia ella siguió y sigue estando latente e incluso una de las campanas que avisaron a los habitantes de la ciudad de las horas, incendios y de los bombardeos franceses durante los Sitios en la Guerra de la Independencia, fue colocada en una de esas torres. Al menos ahí seguimos teniendo ese recuerdo.

Sergio Martínez Gil

Lcdo. en Historia por la Univ. de Zaragoza


BIBLIOGRAFÍA