ARTE RUPESTRE EN ARAGÓN (PARTE 1)

INTRODUCCIÓN

Cuando se habla de arte rupestre a todo el mundo se le viene a la cabeza las pinturas del Paleolítico -aquella etapa de la historia en que los seres humanos eran nómadas cazadores recolectores- y nos ubicamos inmediatamente en la Cornisa Cantábrica, que está salpicada de conjuntos como el de Altamira. Estas pinturas de las cavernas se pintaron desde más o menos el 30.000 a.C. hasta el 8.500 a.C. y prácticamente solo aparecen en el norte peninsular y parte de Francia porque la mayor parte del resto de Europa estaba cubierta por el hielo y no vivía nadie. Parece que ya no haya más arte rupestre en la Prehistoria.

A partir del 10.000 a.C. se produce una serie de cambios climáticos que dan origen al clima actual. Oriente se desertifica y los grupos humanos que vivían allí inventan la agricultura y ganadería para sobrevivir, abandonan el nomadismo y viven en poblados sedentarios, dando paso a una nueva etapa en la historia, el Neolítico.

Mientras esto ocurría en Oriente, Europa se despeja de los hielos y se ocupan zonas que nunca habían sido habitadas como Inglaterra y el resto de la Península Ibérica, incluyendo la mayor parte de las tierras del actual Aragón, que hasta entonces eran desiertos demográficos. Estas poblaciones ya no son paleolíticas porque el Paleolítico termina en el año 10.000 a.C. con el cambio climático pero, tampoco son neolíticas porque no son pueblos sedentarios, ni agricultores, ni ganaderos, sino que siguen siendo cazadores-recolectores.

Poco a poco el Neolítico se va expandiendo por toda Europa desde Oriente, siendo nuestra península el último lugar al que llega. Es un proceso complejo. Vienen varios grupos de neolíticos, muy diferentes entre sí, por diferentes vías. Antes de la llegada de los neolíticos, los indígenas ya adoptan la cerámica y la técnica de la piedra pulimentada, propias de los pueblos neolíticos, aunque sigan siendo cazadores-recolectores. Algunos pueblos adaptan la agricultura pero no la ganadería y siguen siendo cazadores, otros pueblos adoptan la ganadería pero no la agricultura. Algunos son nómadas durante todo el año, otros viven en un poblado durante el otoño-invierno y en otro durante primavera-verano. Por último, algunos se neolitizan enseguida. Hay muchas variables. Se producen todo tipo de contactos e intercambios culturales, algunos amistosos y otros hostiles. Para resumir toda esta complejidad, cabe señalar que los neolíticos talan bosques para cultivar y los cazadores-recolectores se quedan sin tierras donde cazar, lo que hace que ambas formas de vida se enemisten.

CARACTERÍSTICAS DE LAS PINTURAS

En este contexto, desde Lérida a Almería, desde todas sierras prelitorales hasta las provincias de Huesca y Cuenca, aparecen un gran número de pinturas rupestres que reflejan todo este complicado escenario descrito con anterioridad. Lo habitual es que la gente desconozca la existencia de este tipo de pinturas. El motivo es que no aparecen concentradas en un gran conjunto como el de Altamira, sino que aparecen esparcidas y de manera aislada en abrigos naturales de difícil acceso al aire libre. Y nuestra comunidad autónoma es uno de los principales focos donde se desarrolla este arte. Hay cuatro estilos:

  • Lineal-geométrico
  • Macroesquemático
  • Levantino
  • Esquemático

Una vez explicado el marco cronológico-geográfico en el que tiene lugar este arte y aclarada la situación de los grupos humanos del momento; en la segunda parte, que se publicará el día tres, trataremos pormenorizadamente sobre cada uno de estos estilos que aparecen salpicados en gran número en las áreas montañosas de nuestra comunidad, sobre sus rasgos, cronologías y significados. ¡No os lo perdáis!

Os dejamos el enlace de la segunda parte ARTE RUPESTRE EN ARAGÓN (PARTE 2)

Santiago Navascués Alcay

Lc. en Historia por la Univ. de Zaragoza.