El 3 de mayo del año 1509 nació y murió en Valladolid el príncipe don Juan de Aragón, hijo de Germana de Foix y Fernando II el Católico. Poca fue la trascendencia del Infante, pues apenas sobrevivió unas pocas horas a su propio nacimiento. Sin embargo, su destino era el de romper la unidad dinástica entre la Corona de Aragón y Castilla que habían urdido décadas antes los mismos Reyes Católicos, y lograr que los Estados del rey aragonés se siguieran manteniendo en manos de la casa de Trastámara, y no fueran a parar a una casa extranjera, como pasó finalmente. Pero, ¿cómo Fernando “el Católico” pudo renegar al final de la obra de toda una vida junto a su esposa Isabel de Castilla?
La muerte paulatina de varios de sus hijos, convirtieron a su hija Juana en heredera de todos sus Estados. Pero a esta la habían casado con Felipe el Hermoso, duque de Borgoña e hijo y heredero del emperador Maximiliano I de Austria. Este matrimonio era una pieza más de la política internacional de los Reyes Católicos, que pretendía mediante alianzas con diferentes Estados europeos el aislar a Francia y desactivar la gran amenaza que suponía. Sin embargo, Felipe les salió rana, pues resultó al final ser muy afín a las políticas francesas, llegando incluso a traicionar a los Reyes Católicos desvelando sus planes al francés. Pero aún sabiendo que era un traidor a su causa poco podían hacer y, además, veían cómo su hija Juana había acabado embaucada por el enfermizo amor que sentía hacia su marido Felipe. Veían pues cómo la obra de toda una vida se hallaba en peligro, pues estaba claro que a la muerte de ambos monarcas, sus Estados pasarían a las manos de Felipe el Hermoso en lugar de a las de Juana, que pocas muestras daba de querer gobernar, además de ir mostrando algunas señales de su posterior “locura” -aunque más parece que la volvieron loca entre todos-.
A los pocos meses de morir Isabel la Católica, Fernando decide contraer de nuevo matrimonio, esta vez con Germana de Foix, con el único objetivo de tener un hijo que heredera y salvaguardara al menos a la Corona de Aragón. Las Cortes de Aragón habían jurado a Juana como heredera, pero con la salvedad de que si Fernando lograba tener un hijo varón sería este el que heredaría el trono. A pesar de que en 1506 muere Felipe el Hermoso, la herencia iría a parar a manos del hijo de este, Carlos, el futuro emperador Carlos V, que pertenecía ya a la casa de Habsburgo y no a la de Trastámara, y que para más inri estaba siendo educado en Flandes, por lo que se le consideraba un total extranjero. Fernando no quería permitir esto, y finalmente en 1509 nacería el príncipe Juan, que de haber sobrevivido habría heredado la Corona de Aragón, rompiendo la unión dinástica con Castilla. Pero el infante no salió adelante y murió ese mismo día, siguiendo el curso de la historia que hoy conocemos. Fernando el Católico siguió intentando hasta su muerte tener un hijo, y algunas fuentes dicen que los bebedizos a los que acudió para aumentar su potencia sexual acabaron por precipitar su muerte a principios de 1516, principalmente la cantaridina, aunque esta teoría está cada vez menos aceptada.
El rey católico aún intentó hacer un último esfuerzo para evitar que heredara el trono un extranjero como su nieto Carlos, educando él mismo a su otro nieto, el príncipe Fernando, que a pesar de ser un Habsburgo fue educado en Castilla dese su niñez. Era su nieto favorito y llegó a declararle su heredero, pero finalmente y en su lecho de muerte, Fernando II decidió respetar la voluntad de su fallecida esposa Isabel, y respetó la herencia de Carlos. Hasta aquí una historia de lo que pudo haber sido, pero que nunca fue.
Sergio Martínez Gil
Lcdo. en Historia por la Univ. de Zaragoza