¿Cuál es el origen de los mudéjares y moriscos de Aragón? Tras la invasión árabe y bereber de Hispania en el siglo VIII se conformó al-Andalus. Ante el avance de los árabes y bereberes, unos pocos hispano-visigodos huyeron al norte de la península Ibérica y fundaron el reino de Asturias. La mayor parte de los habitantes de la península no emigró, sino que permaneció en su tierra y se convirtió al islam. Eran los muladíes, cristianos que se convirtieron al islam y que vivían en al-Andalus. Unos pocos hispano-visigodos que no emigraron al norte, continuaron siendo cristianos a cambio de pagar un tributo especial para conservar su religión. Eran los llamados mozárabes, cristianos que viven en al-Andalus.

Durante la llamada reconquista ocurrió lo contrario, que muchos andalusíes musulmanes, conforme los reinos cristianos de Castilla y Aragón conquistaron su territorio, no abandonaron sus tierras, sino que permanecieron en ellas conservando su religión. Eran los mudéjares, musulmanes que vivían en territorio cristiano.
En Castilla, la proporción de población mudéjar era mucho más pequeña que en Aragón porque hasta llegar al río Guadalquivir no había núcleos urbanos de gran envergadura, con la excepción de Toledo, ya que Madrid era una pequeña población por aquel entonces. Sin embargo, los reyes de Aragón, en su avance hacia el sur, toparon con la ciudad de Saraqusta (Zaragoza). La ciudad y su entorno era una zona muy rica y poblada, así que gran parte de la población del reino de Aragón era mudéjar. Los reyes aragoneses, a diferencia de los castellanos, no reconquistaron una zona despoblada o poco poblada. Tanto es así, que hablar de arte mudéjar, prácticamente es hablar de Aragón, por su calidad y su número de manifestaciones. Los ejemplos más espectaculares de este arte son la Seo de Zaragoza y la ciudad de Teruel, donde el arte mudéjar aparece por todas partes.
De esta manera, durante mucho tiempo, coexistieron en la península las tres religiones del libro: el islam, el judaísmo y el cristianismo. Eran sociedades multiconfesionales hasta que la Iglesia en el siglo XIII implantó la Inquisición persiguiendo a los herejes e infieles, obligando a los mudéjares con el tiempo (a partir de 1502) a convertirse al cristianismo. Eran los llamados moriscos, musulmanes convertidos al cristianismo en territorio cristiano. Estos moriscos eran mudéjares que se habían convertido oficialmente al cristianismo para salvar sus vidas pero que en la privacidad conservaban, en la mayoría de los casos, su religión islámica, además de sus costumbres y cultura. Por fortuna para ellos, la Inquisición aragonesa era diferente de la del resto de Europa. Mientras en el resto de Europa cuando te juzgaba la Inquisición siempre eras culpable porque la Iglesia no se equivocaba jamás, en Aragón existía la presunción de inocencia. Nuestra tierra fue el primer lugar del mundo en el que no había que demostrar la inocencia del acusado, sino la culpabilidad del mismo.
El problema vino de la mano del matrimonio de los Reyes Católicos. Tanto Fernando el Católico como sus descendientes, los Austrias, intentaron gobernar la Corona de Aragón como si fuera Castilla e implantaron en Aragón una inquisición como la castellana, que fue un auténtico azote para la población morisca y que se saltaba las leyes de la Corona de Aragón a su antojo.
Siempre hubo tensiones entre los aragoneses y la monarquía de los Austrias porque estos últimos no acataban los fueros de la Corona de Aragón, que limitaban su autoridad. El reino de Aragón hasta entonces había sido el territorio más levantisco de toda la Corona. Es por eso, entre otros factores, que Felipe III (Felipe II de Aragón), entre 1609-1613, decidió expulsar a los moriscos de la península. Es cierto que en esos momentos uno de los mayores enemigos en el Mediterráneo de la Monarquía Hispánica era el Imperio Turco Otomano y que los moriscos, por compartir religión con los turcos, eran vistos como posibles colaboradores con el enemigo. Pero tampoco hay que olvidar que su expulsión a Castilla no le suponía más que perder una pequeña cantidad de población pero para Valencia y Aragón implicaba perder una enorme cantidad de habitantes, debilitando así a un reino altivo que no se dejaba doblegar fácilmente.
En honor a la verdad, a pesar de que la medida perjudicaba enormemente al reino de Aragón, no hubo mucha oposición. Y es que la convivencia entre cristianos y moriscos no era muy buena que digamos. Pocos años atrás llegó a haber una guerra entre montañeses y moriscos que fue un genocidio. Finalmente, tras ser expulsados, la mayoría de estos moriscos fueron a parar a la actual Túnez. Así que si viajáis a Túnez, recordad saliros de la zona turística y os encontraréis con pueblos que os recordarán a cualquier pueblo aragonés.
Santiago Navascués Alcay
Doctor en Historia por la Univ. de Zaragoza