El 17 de junio del año 1120 se libró en Cutanda, en las cercanías de Calamocha (Teruel) la Batalla de Cutanda entre los ejércitos del Imperio Almorávide y los de Alfonso I el Batallador, rey de Aragón. Dicho enfrentamiento tuvo una enorme importancia histórica, pero en cambio es relativamente poco conocida. Es mucho más famosa la toma de Zaragoza dos años antes por el Batallador por lo que supuso la conquista de la Taifa de Saraqusta como hito, tanto para el pujante Reino de Aragón, como para el avance cristiano. Sin embargo, dicha conquista habría sido muy efímera en caso de que se hubiera desarrollado de otra forma la Batalla de Cutanda.
La gran ofensiva que llevó a cabo Alfonso I sobre el valle medio del Ebro supuso la recuperación, una tras otra, de las posiciones musulmanas en toda la región, que habían supuesto una enorme barrera durante siglos al avance cristiano en esta zona. Pero tras caer Zaragoza, todo el frente se derrumbó. Alfonso incluso llegó a reconstruir la abandonada ciudad de Soria en el año 1119, comenzando a repoblarla, y en 1120 inició el sitio de Calatayud. Fue en este momento cuando a oídos del monarca aragonés llegaron las noticias del avance de un gran ejército musulmán, que llegaba resuelto a recuperar Zaragoza y todo el valle del Ebro.
Eran los almorávides, que habían llegado en el año 1086 desde el norte de África para prestar auxilio a las Taifas que se veían acorraladas ante la pujanza de Castilla hacia el sur. Pero finalmente, los almorávides anexionaron toda al-Andalus a su gran imperio, dominándola durante un tiempo. Así, desde la primavera del año 1119, el general almorávide Ibrahim Ibn Yusuf, reclutó un gran número de hombres en las zonas de Molina de Aragón, Lérida, Murcia, Granada y Sevilla, y en la primavera del año siguiente marchó hacia el norte con la esperanza de recuperar la mítica Medina Albaida (Ciudad Blanca), como se conocía en los poemas a la Zaragoza musulmana.
Alfonso el Batallador, al enterarse del avance de Yusuf, que amenazaba con dejar en nada todas sus conquistas, marchó con su ejército desde Calatayud, y el 17 de junio del año 1120 ambos ejércitos se enfrentaron en Cutanda. La lucha fue feroz, pero finalmente, el genio militar del aragonés se impuso logrando una enorme victoria, reconocida incluso por las fuentes islámicas. Cutanda supuso el asegurar de forma definitiva la posesión de Zaragoza, además de evitar la amenaza almorávide, gracias a lo cual se conquistaron tanto Daroca como Calatayud ese mismo año. La Batalla de Cutanda debió ser tan dura y sonada, que durante varios siglos se ponía como ejemplo para minimizar la importancia de algo cuando alguien se quejaba. Hasta nosotros nos ha llegado la célebre frase de “más se perdió en Cuba y volvieron cantando”. Pues se conoce que cientos de años después de la batalla, y de igual forma, las gentes decían “peor fue la de Cutanda”, también para relativizar algún desastre o algún asunto que salía mal.
Sergio Martínez Gil
Lcdo. en Historia por la Univ. de Zaragoza