El 28 de marzo de 1938 las tropas franquistas entraron en Fraga, lo que nos sirve de pretexto para hablar de la Guerra Civil en la parte oriental de Aragón. El 17 de julio de 1936 el ejército español del protectorado de Marruecos se sublevaba contra la República. Al día siguiente, la sublevación se extendía por Andalucía, y el 19 por el resto de la Península, con distinta suerte, según el comportamiento de las autoridades y de las fuerzas del orden, así como de la resistencia popular. España quedó dividida. Como se puede apreciar en el mapa, el bloque golpista se hizo con el control de Galicia, Castilla y León, La Rioja, Navarra, parte de Aragón y Cádiz. El resto de la península permaneció fiel al gobierno republicano.

En el bando sublevado el ejército alcanzó rápidamente la unidad de mando y dominó completamente la vida civil de la zona sublevada, que ellos llamaban zona nacional. Por su parte, el bando republicano no pudo contar con prácticamente ninguna unidad militar completa organizada y disciplinada con todos sus mandos y suboficiales, ya que la mayor parte del ejército se le había sublevado y durante los primeros meses la fuerza militar que se opuso al ejército sublevado, estuvo constituida por columnas improvisadas integradas por unidades sueltas y por las milicias de las organizaciones obreras, que cuando estaban mandadas por oficiales de carrera, éstos a menudo suscitaban sospechas de traición entre los combatientes. El bando republicano no pudo construir un verdadero ejército hasta mayo de 1937. Estando así las cosas, en la zona ocupada por los golpistas gobernaba el ejército sublevado y en la zona republicana, las organizaciones obreras.
Aragón, como puede verse en el mapa, quedó dividido en dos. Tras el alzamiento militar, en pocos días, varias columnas procedentes de Cataluña, donde la sublevación había fracasado, marcharon en dirección a Huesca y Zaragoza, y también hacia Teruel las que procedían de Valencia. El resultado fue que la mitad occidental de Aragón, incluidas las ciudades de Huesca, Zaragoza y Teruel, quedaron en manos franquistas y la mitad oriental de Aragón, en manos de los republicanos.
En las zonas que teóricamente quedaban bajo la jurisdicción del Estado republicano, que en realidad estaban en manos de las organizaciones obreras, las milicias de la CNT reunieron a los campesinos locales y les hicieron crear colectividades, a veces totales y otras, solo agrarias. Algunas veces se hicieron con la conformidad de los labradores pero otras por miedo a la represión armada. En octubre de 1936 se instaló en Fraga un Consejo Regional de Aragón, a instancias de una asamblea regional de la C.N.T. Fraga se convirtió, por consiguiente, en uno de los centros neurálgicos de la zona republicana aragonesa. No se pidió permiso para la creación de este organismo ni al gobierno central de la República ni al Comité Nacional de la C.NT. A pesar de ello, en noviembre de 1936 fue aceptado y reconocido por Largo Caballero, jefe del gobierno. A partir de entonces, aunque estaba integrado principalmente por anarquistas, formaron parte también de él republicanos y comunistas.
No obstante, el Consejo no perdió su autonomía y organizó en Caspe en febrero de 1937 el Congreso de la Federación Regional de Colectividades. En la práctica, todo el poder continuó en manos del anarcosindicalismo, ya que la autoridad del gobierno de la República no llegaba hasta allí. El Aragón oriental se convirtió en una especie de Estado independiente donde se implantaron las colectivizaciones, con capitalidad en Caspe y Fraga. Esta autonomía de la región fue posible gracias al curso de la guerra.

El ejército sublevado, enseguida intentó hacerse con el control de Madrid pero fueron rechazados varias veces por los republicanos. Ante la dificultad de tomar Madrid, el general Franco dejó Madrid para el final e intentó alargar la Guerra Civil con el objetivo de acabar con la población que no le fuera afín en las zonas ocupadas, para limpiar, según sus palabras, la retaguardia. Así pues, Franco primero concentró sus energías en hacerse con el control del norte peninsular. Una vez ocupada la Cornisa Cantábrica, se enfocó en Aragón. Una vez controlado todo Aragón, tenía el acceso de los pasos de Aragón a la Meseta Castellana y podría haber intentado llegar a Madrid pero decidió avanzar hasta la costa de Castellón con el objeto de aislar Cataluña, como puede apreciarse en el segundo de los mapas, después tomó Cataluña y por último, Madrid.
En Aragón tuvieron lugar, algunas de las más encarnizadas batallas de la Guerra Civil, ya que Franco, concentró doce divisiones escalonadas en el valle del Jalón hasta una línea Calatayud-Medinaceli y existía el peligro de que iniciara una ofensiva sobre Guadalajara que, combinada con otra por el Jarama, provocase el cerco total y la toma de Madrid. Entonces, los Republicanos querían hacerse con Teruel para cortar las comunicaciones del ejército de Franco con Zaragoza e impedir el cerco de Madrid.
Esta situación hizo que las colectivizaciones continuaran en Aragón oriental hasta agosto-septiembre de 1937, ya que hasta entonces el foco de atención del ejército franquista no estaba en Aragón, sino en el norte peninsular. Fue el general republicano Enrique Lister, enviado a Aragón para contener al ejército franquista, el que puso fin, siguiendo órdenes del gobierno central republicano, a las colectivizaciones, aunque en muchos lugares continuaron hasta que el ejército franquista se hizo con el control de Aragón. Esto ocurrió, cuando a pesar de la voladura del puente de hierro de Fraga, las tropas golpistas entraron en Fraga en marzo de 1938, lo que suponía que Aragón había sido totalmente ocupado por el ejército sublevado, con la excepción de la comarca de Gúdar-Javalambre que resistió hasta mayo de 1938.
Santiago Navascués Alcay
Doctor en Historia por la Univ. de Zaragoza