Sin duda uno de los personajes que ha dado Aragón durante el siglo XX que más arraigo ha tenido en la conciencia popular y que más defendió su tierra, no sólo dentro, sino sobre todo fuera de ella, fue José Antonio Labordeta Subías. Este hombre de lengua vivaz y de fuerte carácter nació en Zaragoza el 10 de marzo de 1935, y desde un comienzo sus inquietudes culturales le llevaron hacia la que sería una de sus grandes pasiones: la enseñanza. Pero de casta le venía al galgo, como se suele decir, ya que siendo hijo de su padre, catedrático de latín y aficionado a la poesía clásica, además de hermano del poeta Miguel Labordeta, pues algo se le quedó.
Comenzó a estudiar Derecho, pero finalmente acabó licenciándose en Filosofía y Letras por la Universidad de Zaragoza, tras lo cual acabó sacando unas oposiciones de profesor de Historia y Geografía que lo llevaron a dar clase en Teruel, donde llegó a tener como alumnos a Manuel Pizarro o Joaquín Carbonell, entre otros, y más tarde siguió su acción docente en la capital del Ebro.
Sin embargo, por lo que más se le recuerda es por sus facetas como cantautor y político, y quizás más en un segundo plano, como poeta. Él mismo llegó a asegurar que su verdadera profesión era la de escritor, y que sus famosas canciones eran más bien poemas musicados. A destacar entre sus obras es obligado mencionar “Cantar y callar” y “Diario de un náufrago”. También llegó a ser uno de los fundadores de la revista cultural “Andalán”, todo un referente.Como cantautor fue artífice ya no sólo de canciones, sino de obras que se han convertido en verdaderos himnos por su carácter político, social y por los valores aragoneses de los que están impregnadas, plasmando como pocos el sentimiento de lo que es ser aragonés en caso de que este concepto apareciera en un diccionario de las emociones. Y es que quién no ha entonado alguna vez las estrofas del famosísimo “Canto a la libertad”, toda una oda política en plena Transición democrática y que más de cuarenta años después sigue más que vigente. O “Somos”, considerado por muchos como el himno oficioso de la comunidad de Aragón. Por no hablar de la que particularmente es mi favorita, la “Albada”, todo un canto triste, vibrante pero a la vez lleno de amarga esperanza para todos aquellos que algún día, por falta de oportunidades, tuvieron que abandonar de manera forzosa su tierra para buscarse el pan y la sal.
La fama que fue alcanzando, incluso a nivel nacional, le llevó a hacer sus pinitos en la televisión, con aquella entrañable serie/documental llamada “Un país en la mochila”, en la que iba visitando diferentes lugares de España conociendo su cultura y a veces, sobre todo, su gastronomía.

Su otra gran faceta fue, como ya he comentado, el campo de la política. Reconocido hombre de tendencia izquierdista, fue uno de los fundadores del Partido Socialista Aragonés durante los primeros años de la democracia. Pero por lo que destacó sobre todo fue por ser diputado en el Congreso nacional por Chunta Aragonesista durante dos legislaturas en las que fue un arduo defensor de la no intervención en la Guerra de Irak, un feroz opositor al Trasvase del Ebro, y por aquella anécdota que él mismo reconoció que sería por la que más se le conocería como parlamentario y que llegarían a ponerle como epitafio, y fue su famoso “a la mierda” cuando otros miembros del congreso le interrumpían constantemente mientras estaba en su turno de exposición.
Su trabajo a lo largo de su vida le conllevó diferentes reconocimientos, como el ser declarado Doctor Honoris Causa de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, o el recibir las medallas al trabajo y la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio, además de ponerle su nombre al Parque Grande de Zaragoza, hasta entonces denominado como Miguel Primo de Rivera.
El cáncer se lo llevó la madrugada del 19 de septiembre de 2010 tras una larga lucha de varios años. Pero para no acabar con un triste recuerdo mejor recordar una anécdota que muestra que nunca perdió ese humor somarda tan típicamente aragonés. Una de las anécdotas que él mismo contó fue el momento en el que su médico le comentó que tenía cáncer de próstata. Este le dijo que si conocía algo sobre el PSA –molécula que según sus niveles sirve como marcador para saber la presencia o no de dicha enfermedad-. A esto, el bueno de José Antonio le contestó “pues todo, porque yo lo fundé”, haciendo referencia al Partido Socialista Aragonés. Genio y figura.
*Dibujo de portada obra del dibujante Angelito Perkele.
Sergio Martínez Gil
Lcdo. en Historia por la Univ. de Zaragoza