LA PROTESTA ESTUDIANTIL EN LA ZARAGOZA DE LA DICTADURA (PARTE II): El despertar de la protesta universitaria 1965-1967.
El comienzo de la segunda mitad de la década de los años sesenta vino marcada por el fuerte resurgir de la disidencia y la lucha contra el régimen de Franco. No sólo el ámbito estudiantil y el movimiento obrero mostraron de forma plausible su descontento y su determinación, tanto determinados sectores católicos como de la Falange comenzaron a engrosar las filas de la oposición.
El año 1965 vino a marcar una nueva y decisiva etapa del movimiento estudiantil. A los sucesos de febrero en Madrid con las consiguientes detenciones y protestas por las mismas se sumo la desaparición del SEU. José María Maravall señalaba que la nueva fase que se inicia a partir de 1965 se caracterizó desde el principio por ser una etapa de reivindicaciones políticas abiertas, de participación política generalizada y de mayor radicalismo de la lucha.
El momento álgido de las movilizaciones se produjo en marzo, la mayoría de campus se vieron inundados de diversas formas de protesta: huelgas, sentadas, pintadas, pegada de carteles, no asistencia a clase, reparto de panfletos, etc. En Zaragoza a lo largo de los días 3 y 4 marzo, afirmaba La Vanguardia Española, “las clases se desarrollaron normalmente. A mediodía se celebró una reunión, que había sido autorizada en la Facultad de Filosofía y Letras. Entre los estudiantes de las distintas facultades había algunos elementos que preconizaban la no entrada a clase, pero que no han encontrado el suficiente eco. Por la tarde las clases se reanudaron con toda normalidad”.
El periodo 1965-1967 supuso no solo el comienzo de numerosas protestas en universidades que hasta ese momento parecían haber vivido un largo letargo, como Zaragoza, sino que se puso en marcha un proceso de estructuración de un movimiento estudiantil organizado a nivel nacional. Durante este lapso de tiempo se celebraron cuatro convocatorias de la Reunión Nacional Coordinadora (RNC) y cinco de la Reunión Coordinadora y Preparatoria (RCP). En todas estas reuniones, cuyo objetivo era la celebración en un futuro inmediato de un Congreso Democrático de Estudiantes que luchara por una reforma democrática de la enseñanza universitaria, la Universidad de Zaragoza contó con representación, en algunos casos incluso los representantes participaron en la elaboración tanto del orden del día como de diversos documentos explicativos de los acuerdos tomados.
La I Reunión Coordinadora y Preparatoria fue el principal hito organizativo de este periodo. La convocatoria se celebró en Valencia entre los días 30 de enero y 2 de febrero. Dada su importancia y las repercusiones de su celebración el régimen se esforzó en la detención de todos aquellos que asistieron y participaron en la organización. Por el Distrito de Zaragoza asistieron Cesar Alierta Izuel, Presidente del Distrito, y de las APES, de la Facultad de Derecho, identificado aunque no detenido, Carmelo García Comeras, vicepresidente del Distrito, delegado de la Facultad de Filosofía y Letras, detenido el 1 de febrero, y Joaquín Díaz-Muñio Roviralta, Delegado de cuarto curso de Medicina, también detenido aunque no es posible precisar fecha.
La campaña de represión prendió la mecha de una de las oleadas de protestas más importante de la España de Franco. En nuestra universidad el Consejo de Distrito acordó la no asistencia a clase el 3 de febrero. Era la primera vez que tal llamamiento alcanza un éxito tan notable, tanto que el rector Felipe Cabrera se vio obligado a convocar una Junta Extraordinaria de la Junta de Gobierno de la Universidad a mediodía. Al comienzo de la reunión, así recogen las actas, el propio rector reconocía “la situación de la Universidad de Zaragoza, en la que los alumnos no han entrado en clase en el día de la fecha, excepto en algunas cátedras y siempre en número escaso”. La complejidad de las circunstancias y las numerosas intervenciones de los asistentes precisó retomar la Junta al día siguiente.

La única decisión que se tomó fue publicar una nota en la que se avisaba que “cualquier reincidencia en esta conducta (aludiendo a la no asistencia a clase) llevará consigo, sin más aviso, la inmediata aplicación de oficio del art. 1º del Decreto de cinco de septiembre de 1958, imponiendo la sanción de pérdida de matricula”.
Las semanas siguientes antes del parón veraniego fueron protagonistas de algunos conatos de movilización. La vitalidad movilizadora se recuperaría con el inicio del 1967-1968 y las detenciones practicadas con motivo de la celebración de la V Reunión Coordinadora y Preparatoria en diciembre en Madrid. La respuesta que dieron los universitarios de Zaragoza fue contundente, el 8 de diciembre más de 600 universitarios se reunieron en las puertas de la Facultad de Derecho para escuchar un informe sobre los incidentes ocurridos en los últimos días en la Ciudad Universitaria de Madrid, que derivó en una reunión no autorizada de los representantes del Distrito Universitario, y el día 15 varios centenares de estudiantes se manifestaron tras haber celebrado una Asamblea de Universidad no autorizada en la escalinata de acceso a la Facultad de Derecho. La manifestación fue disuelta por la fuerza pública.
La sucesión de estos y otros acontecimientos nos revela que la Universidad de Zaragoza emergió como un campus combativo con unos estudiantes decididos y con voluntad de luchar contra el autoritarismo del régimen y los mecanismos represivos de las autoridades políticas y académicas. En suma, Zaragoza despertó de su letargo.
Sergio Calvo Romero
Lcdo. en Historia por a Universidad de Zaragoza
* Fuente de la imagen: http://www.zaragozarebelde.org