Con demasiada frecuencia, algunos personajes históricos pasan inadvertidos para la mayoría del público. Por suerte, diferentes iniciativas académicas y artísticas velan por evitarlo. Durante el presente año 2018 diferentes homenajes recuerdan la figura del bilbilitano José Nebra, compositor de estilo barroco del siglo XVIII, en el 250 aniversario de su muerte.
José Melchor Baltasar Gaspar Nebra Blasco nació en Calatayud el 6 de enero, día de Reyes, de 1702 (de ahí, seguramente, su nombre compuesto). Su padre, José Antonio Nebra Mezquita (1672-1748) fue organista de la catedral de Cuenca y maestro de infantes de coro de la misma ciudad entre 1711 y 1729. Además de José, tuvo otros dos hijos músicos: Francisco Javier y Joaquín Ignacio, que fueron organistas en la Seo de Zaragoza.
El joven José Nebra comenzó su carrera profesional como organista del Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid, en 1719, con tan solo diecisiete años. Compaginó su actividad principal con la composición de música escénica para los mejores teatros de Madrid. En 1724 Nebra comienza a trabajar como segundo organista de la Capilla Real. Los siguientes diez años los dedica a su trabajo como organista y a la composición, hasta que en 1734 tiene lugar un grave incendio en el Real Alcázar de Madrid que destruye, por completo, la colección de música sacra de la Capilla Real. Nebra entabla amistad con Antonio de Literes, autor del que destaca la zarzuela barroca Acis y Galatea, y ambos se dedican a la composición, principalmente de obras sacras, para crear un nuevo archivo de música para la Capilla Real del que Nebra será el responsable. Logra una buena colección de obras de autores como Francesco Corselli, quien fue Maestro de la Capilla Real, Antonio de Literes o Alessandro Scarlatti, a la que Nebra suma su propia aportación.
Conservamos alrededor de ciento setenta obras sacras, la mayoría de ellas de su época como responsable del archivo de la Capilla Real: misas, letanías, cantatas, obras para órgano y clave e incluso un Stabat Mater y un Réquiem dedicado a la reina Bárbara de Braganza. Todo este trabajo le otorgan el mérito suficiente para ser nombrado, en 1751, Vicemaestro de la Capilla Real. Nebra no solamente cuenta con obras religiosas entre sus composiciones, sino que también escribió zarzuelas y óperas. Con cierta frecuencia, los investigadores del barroco español encuentran nuevas obras atribuidas al compositor, por lo que su catálogo está en continua revisión. Murió en Madrid el 11 de julio de 1768 tras una prolífica carrera.
Durante el año 2018 varios conciertos han tratado de recordar y poner en valor la figura de este bilbilitano ilustre. El 7 de febrero la Academia de Música Antigua y el Coro de Cámara del Conservatorio Superior de Música de Aragón interpretaron en la Real Capilla de Santa Isabel de Portugal de Zaragoza tres Salmos pertenecientes a las Vísperas de la Virgen (dos de los cuales fueron estreno absoluto) entre otras obras del autor; además, interpretaron obras de Corselli y Literes, que también hemos citado. Llanos Martínez y Vanesa García fueron las sopranos solistas; Laura Puerto fue la directora musical y Elena Ruiz la directora de coro. Un gran concierto (con excelente crítica) que inauguró el ya conocido como Año Nebra.
El 26 de marzo, Al Ayre Español, grupo de música antigua dirigido por Eduardo López Banzo, interpretó varias cantatas de Nebra junto a la soprano María Espada en la Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza.
Otros conciertos, artículos de revistas especializadas (como Scherzo), programas de Radio Clásica y congresos a nivel nacional recuerdan al compositor bilbilitano en su año, una ocasión estupenda para recordar que, también en la Historia de la Música, hay un lugar destacado para aragoneses ilustres.
Rubén Larrea Perálvarez
Lcdo. en Historia por la Univ. de Zaragoza