LA BOLSA DE BIELSA

El 15 de junio de 1938 se acabó con la resistencia de la Bolsa de Bielsa republicana. Retrotrayéndonos en el tiempo a los inicios de la Guerra Civil, el 17 de julio de 1936 el ejército español del protectorado de Marruecos se sublevaba contra la República. Al día siguiente la sublevación se extendía por Andalucía, y el 19 por el resto de la Península, con distinta suerte, según el comportamiento de autoridades, fuerzas del orden y de la resistencia popular.

Frente de Aragón

Aragón, como puede verse en el mapa, quedó dividido en dos. Tras el alzamiento militar, en pocos días, varias columnas procedentes de Cataluña, donde la sublevación había fracasado, marcharon en dirección a Huesca y Zaragoza, y también hacia Teruel las que procedían de Valencia. El resultado fue que la mitad occidental de Aragón, incluidas las ciudades de Huesca, Zaragoza y Teruel, quedaron en manos de los golpistas y la mitad oriental de Aragón, en manos de los republicanos.

El 9 de marzo de 1938 las tropas de Franco iniciaron una gran ofensiva en el frente de Aragón. En tres semanas el frente se derrumbó y los franquistas ocuparon todo el Aragón republicano, salvo una pequeña zona del norte de Huesca, donde la 43º división, dirigida por el mayor Antonio Beltrán Casaña (más conocido como “el Esquinazau”), se aisló en las fortificaciones del Alto Cinca. Resistieron durante dos meses pensando que desde Cataluña el ejército republicano iba a lanzar una contraofensiva pero nunca sucedió.

7.000 soldados republicanos que solo disponían de cuatro cañones, resistieron durante dos meses a un ejército de 14.000 hombres con treinta cañones que además contaba con un fuerte apoyo aéreo. Duraron hasta el 9 de junio de 1938, cuando el Esquinazau ordenó la retirada a sus hombres al único lugar donde podían ir, que era Francia. Finalmente, llegaron al país galo entre el 15 y el 16 de junio de 1938, a través de los Pirineos.

Antes de todo eso, nada más quedarse aislados y rodeados por el enemigo, Esquinazau ordenó a principios de abril que todos aquellos ancianos, mujeres y niños que no pudieran combatir marcharan a Francia cruzando los Pirineos. Las gentes abandonaron sus hogares con lo puesto en una dura travesía de varios días por los Pirineos con la incertidumbre de no saber cómo encontrarían sus hogares a la vuelta de las hostilidades ni si iban a volver. Por suerte, para la población civil, teniendo en cuenta que era abril, hizo buen tiempo porque si se hubieran encontrado con la típica borrasca de la primavera, puede que se hubieran quedado por el camino.

Bielsa quedó calcinada por la aviación italiana del ejército de Franco. El nivel de destrucción que sufrieron muchos pueblos de la zona es comparable al que sufrieron un gran número de ciudades alemanas en la Segunda Guerra Mundial. Todo ello fue reconstruido por los habitantes del lugar cuando volvieron a su hogar, en los años posteriores, con sus propios medios y con alguna tímida ayuda del gobierno franquista para regiones devastadas.

Cuando llegaron los soldados republicanos a territorio galo entre el 15 y el 16 de junio, los campos de refugiados estaban abarrotados por la población civil que previamente, a principios de abril, había huido a Francia. Como no había suficiente sitio para abastecer a tanta gente, la población civil fue traspasada a otros campos de refugiados. Tan sólo 411 soldados de la división 43º regresaron a España a la zona ocupada por los franquistas. 6889 soldados de la división, después de resistir aislados, sin reservas ni municiones, volvieron a España por Cataluña, a la zona controlada por los republicanos para seguir combatiendo.

Tanto los civiles como los pocos militares que volvieron a sus hogares que se encontraban en la zona ocupada por las fuerzas de Franco, no sólo tuvieron que reconstruir sus pueblos, sino que algunos acabaron en las cárceles franquistas y muchos otros sufrieron las consecuencias de la represión de la ley de responsabilidades políticas que en muchos casos llevó a la cárcel, en otros a la confiscación de bienes y en algunos al destierro en otros pueblos que no eran el suyo. No sólo en la zona de la que estamos hablando, sino en toda España rural es donde más se sufrió la represión porque había lealtades familiares, delaciones, informes ante los que estaban indefensos no solo los que lucharon por defender a la República, sino también sus familiares y en definitiva cualquiera, ya fuera hombre, mujer, niño o anciano. Afectaba a familias enteras que incluso en ocasiones ni habían defendido a la República ni tenían familiares que la hubieran defendido, sino que eran víctimas de falsas delaciones de algún misterioso vecino que les tenía especial inquina o tenía oscuros intereses.

La resistencia en la Bolsa de Bielsa tuvo una enorme resonancia tanto nacional como internacional. El propio presidente de la República Negrín fue a visitar a los soldados de la 43º división, alentándoles a resistir y su historia se difundió en un gran número de periódicos y documentales por todo el mundo que ensalzaban la heroicidad de unos soldados que resistieron sin apenas municiones y completamente aislados a un ejército mucho más numeroso, soportando tenaces bombardeos de la aviación italiana y alemana. Sin embargo, después de la Guerra Civil, esta gesta heroica del ejército republicano fue silenciada por aquellos que durante tanto tiempo decidieron qué era lo que se enseñaba y qué estaba o no en los libros de historia.

Santiago Navascués Alcay

Doctor en Historia por la Univ. de Zaragoza