El cantonalismo es un fenómeno que no ha sido muy estudiado en Aragón, ya que este movimiento tuvo un arraigo mucho mayor en otras regiones como Andalucía, Murcia y Valencia. El cantonalismo surgió durante la efímera Iª República en 1873. Tradicionalmente se ha definido como un movimiento insurreccional que aspira a dividir el Estado nacional en cantones -al estilo de la república suiza- casi independientes. No obstante, el movimiento no quería acabar con la unidad de España -aunque había diferentes casuísticas-, sino que simplemente perseguía transformar la estructura del Estado. Se pretendía crear una federación de pequeños cantones y juntos crear una Constitución Federal de España desde abajo.
Es un problema que deriva de la forma en la que tuvo lugar el advenimiento de la Iª República, que no fue por convencimiento, sino porque no quedaba otra alternativa tras la abdicación en 1873 de Amadeo de Saboya. Una vez abdicó el monarca italiano había que decidir si se construía una República Federal o una República Centralista. Los federalistas eran mayoría. Sin embargo, estaban divididos entre los sectores centristas y moderados que pretendían elaborar una Constitución Federal y posteriormente proceder a elaborar la organización del Estado de modo Federal; y los “intransigentes” que pretendían crear pequeños cantones independientes y que la confederación de todos estos creara una Constitución Federal desde abajo. Son estos últimos los que dan lugar al cantonalismo, siendo el cantón de Cartagena el abanderado de este movimiento.

¿Cómo vivió Aragón esta insurrección? El 9 de julio de 1873 se produjo el alzamiento cantonal de Alcoy seguido por el de Cartagena el 12, a la vez que en Zaragoza se producía una manifestación cantonalista. Mientras ocurrían estas cosas, el diputado Luis Blanc marchó para Barbastro, para proclamar allí el cantón aragonés. El 28 de julio, el gobernador civil de Zaragoza, el alcalde de esta ciudad y representantes republicanos se reunieron, proclamando un manifiesto que calmara los ánimos. Pero este manifiesto llegó demasiado tarde porque ya se había proclamado el cantón en Zaragoza.
La ciudad de Barbastro arrastró a Monzón y Graus con toda Ribagorza, alzándose también en cantón, e incluso hubo intentos en Tamarite. A partir del 3 de agosto la prensa dejó de informar acerca de las alteraciones que se estaban produciendo en Barbastro, aunque continuaba la agitación, y a mediados de mes el cantón fue reducido por el ejército, desarmando a los voluntarios cantonalistas.
En Aragón hubo muchas casuísticas que intervinieron en el proceso como la pugna entre Barbastro y Huesca por la capitalidad provincial. También había diferencias en cuanto al sector de población que apoyaba el cantonalismo en cada caso. En Zaragoza la mayor parte de los cantonalistas tenían su origen en la Federación Local de la Asociación Internacional de los Trabajadores ( A.I.T.), creada por López Montenegro; y era destacable también el número de militares que componían este grupo político. En Zaragoza se llegó incluso a publicar un diario bajo el nombre de El Cantón Aragonés.
En cuanto a Barbastro, una zona mucho más rural, con menor número de trabajadores donde la A.I.T. era inexistente o de reciente creación, el movimiento tomó el cariz de un alzamiento de los pequeños burgueses contra los caciques del lugar. En cualquier caso, el cantonalismo en Aragón no tuvo ni de lejos la fuerza que llegó a tener por ejemplo en la ciudad de Cartagena, cuyas fuerzas navales llegaron incluso a enfrentarse a las potentes armadas británica y alemana.
Santiago Navascués Alcay
Doctor en Historia por la Univ. de Zaragoza