HOMENAJE A PILAR LORENGAR

Si hablamos de Pilar Lorenza García Seta, quizá nos cueste averiguar a quién nos referimos, pero todo cambia si pronunciamos su nombre artístico: Pilar Lorengar. El 2 de junio de 2016 se cumplieron 20 años del fallecimiento de la conocidísima soprano aragonesa y en el mes de noviembre se celebraron varios actos conmemorativos para recordar la figura de la cantante. La soprano vasca Ainhoa Arteta, acompañada al piano por Rubén Fernández Aguirre, interpretó varias obras del repertorio más aplaudido de Lorengar; un elenco de las nueve sopranos españolas con mayor proyección en la actualidad (cuatro de ellas aragonesas) protagonizaron una gala lírica junto a la Orquesta Reino de Aragón, bajo la dirección de Ricardo Casero.

Lorengar nació en Zaragoza el 16 de enero de 1928. Comenzó su carrera profesional mientras continuaba estudiando con la profesora Ottein y actuó desde muy joven en varias salas de Madrid (como el Teatro de la Zarzuela), ciudad a la que se mudó en 1948 y donde grabó sus primeras zarzuelas dirigidas por Ataúlfo Argenta. Hasta que se trasladase definitivamente a Berlín, recorrió las principales ciudades de España y Europa, siempre con gran acogida de público y crítica.

bio-lorengar

El estudio, el tesón y el sacrificio fueron las máximas del concienzudo trabajo de Pilar Lorengar sobre el escenario, quien a lo largo de más de cuarenta años de carrera artística jamás dejó una mínima grieta a la improvisación. A pesar de su enorme talento, siempre continuó estudiando en el perfeccionamiento de un arte del que, no en vano, se dice que nunca se termina de aprender. Ya en Alemania, y después de cosechar éxitos por todo el mundo, siguió estudiando con Carl Ebert Hertha Klust.

Aunque su residencia ya quedó fijada en la capital alemana hasta su muerte, recorrió los principales escenarios de toda Europa, Estados Unidos, el Sur de América y Japón interpretando innumerables papeles de ópera, zarzuela y oratorio. Siempre estudió a fondo cada papel, no sólo en cuanto al dominio de la partitura, sino respetando, incluso, el estilo de cada autor o época a través del conocimiento historicista de la música.

La voz de Pilar Lorengar se apagó para siempre en Berlín el domingo 2 de junio de 1996. Residió allí desde que en 1959 firmara su contrato con la Ópera Alemana. Sin embargo, se había retirado de los escenarios en 1991, el mismo año en que recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes como reconocimiento a toda una vida dedicada a la lírica. Se retiró del mismo modo que vivió y trabajó siempre: discretamente y sin alardes.

Zaragoza, la ciudad que la vio nacer (y de quien nunca estará lo suficientemente orgullosa), homenajea esta semana a una de sus principales figuras musicales, un personaje laureado por su talento y que llevó por todo el mundo buena parte de nuestra forma de ser aragonesa, mostrada a través de su talento natural, sí, pero esculpido día a día con el arduo trabajo y tesón de toda una vida.

Rubén Larrea Perálvarez

Lcdo. en Historia por la Univ. de Zaragoza


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