BARBASTRO. CIUDAD ESTRATÉGICA

El 18 de octubre del año 1100 Pedro I conquistó Barbastro. Posiblemente la ciudad ya existiera en época de la Antigua Roma, ya que se hablaba de una terra Barbotana. No obstante, no estaría emplazada en la actual Barbastro. En Coscojuela de Fantova se encontró una inscripción dedicada a Publio Emilio Ducto en la que aparece el prefijo “BARB”, que se supone que hace referencia al origen territorial del personaje. Pudiera ser, pues, que en Coscojuela de Fantova se hallara una pequeña ciudad romana con prefijo BARB, que diera lugar a que se hablara de una terra barbotana, denominación que respetarían los musulmanes, creando el distrito de la Barbitaniya y fundando su capital, Barbastro, en el siglo IX.

Esta ciudad, desde su fundación fue un baluarte defensivo que frenaba el avance de los reinos cristianos del norte, capital de un distrito que incluiría los castillos de Alquézar y Boltaña y que se interponía entre los reyes de Aragón y el valle del Ebro.

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Catedral de Barbastro

Retrotrayéndonos en el tiempo, hay que recordar que, en el año 711 d.C., desde Marruecos, Al-Tariq desembarcó en Gibraltar con su hueste de bereberes. En el 712 llegaron 10.000 árabes más y rápidamente, siguiendo las calzadas romanas, se hicieron con el control de la mayor parte de la península. En el año 714 ya se hicieron con Zaragoza. Llegaron a atravesar los Pirineos y en el año 732 d.C. fueron frenados por los francos en la Batalla de Poitiers, lo que les obligó a replegarse al sur de los Pirineos.

Sin embargo, en un principio la población musulmana era una minoría frente a una inmensa mayoría de población hispano-visigoda, así que la mayor parte de las conquistas, incluido el valle del Ebro, se produjeron por pactos y capitulaciones. A la población local lo mismo le daba estar sometida a la aristocracia visigoda que a los musulmanes e incluso algunos sectores, como los judíos, puede que los vieran como libertadores, ya que habían sido perseguidos durante décadas y con el cambio de autoridades su situación podía mejorar.

El cristianismo no era perseguido. Los cristianos podían seguir siéndolo a cambio de pagar un pequeño tributo que, en muchos casos, suponía una carga fiscal menor que la que soportaban con los visigodos. Estos pasarían a ser llamados mozárabes. No obstante, algunos nobles visigodos y altos cargos de la Iglesia emigraron al norte, buscando refugio en las montañas de los Pirineos. Esta área de la cordillera pirenaica seguía siendo posesión de al-Andalus pero era una zona donde la autoridad estatal apenas llegaba, debido a su lejanía y la ausencia de grandes núcleos urbanos. Allí, la presencia musulmana era menos efectiva y las nuevas aristocracias musulmanas se entroncaban con las aristocracias locales, que nunca perdieron su poder en aquel lugar.

En el siglo VIII d.C. el rey de los francos (todavía no había sido coronado emperador), Carlomagno, pretendía crear una Marca Hispánica, que abarcara de los Pirineos al Ebro, para proteger su reino de incursiones musulmanas. En el año 778 se lanzó en una expedición por tierras hispánicas, sufriendo la famosa derrota de Roncesvalles, pero que dejó su impronta en el territorio. Fue el germen que dio origen a la creación de los condados pirenaicos, entre los que estaba Aragón, formados por esas gentes del norte que siempre habían escapado al control de los gobernantes andalusíes.

Estos condados cristianos se convirtieron en una amenaza ante la que defenderse y en ese contexto, en el siglo IX, nació Barbastro, como baluarte defensivo que frenaba la expansión de los reyes de Aragón y que les dio más de un dolor de cabeza a los monarcas aragoneses.

Ramiro I, primer rey de Aragón, ya intentó apoderarse de esta localidad. Sin embargo, las tropas del condado de Aragón eran muy débiles y escasas en número. Tan solo podían atacar en terreno montañoso y hacer incursiones, pero, para atacar en llano y sitiar ciudades, necesitaban un gran ejército, como demostraría la derrota en el sitio de Graus, que le costó la vida en el año 1063.

Sancho Ramírez, por medio del papa Alejandro II, que hizo una llamada a la cruzada contra los infieles, consiguió tropas de los condados francos y, en 1064, tan sólo un año después de acceder al trono, tomó Barbastro. Era la primera gran victoria para Aragón. Pero poco duró la alegría, pues al-Muqtádir hizo un llamamiento en toda al-Andalus a la yihad contra los cristianos y en 1065 recuperó la plaza. Entonces al año siguiente, Sancho Ramírez que gracias al llamamiento a la cruzada del papa Alejandro II ya contaba con un poderoso ejército, tomó el castillo de Alquézar. Murió en el año 1094 en el asedio de Huesca pero había conseguido expandir su reino hasta el fin de los pre-Pirineos.

Finalmente, fue su hijo Pedro I quien se llevó el gato al agua conquistando Huesca y Barbastro, haciéndose con el control de los altos desde donde se podía hostigar a la ciudad de Saraqusta, que definitivamente conquistó en 1118 su hermano Alfonso I el Batallador.

Santiago Navascués Alcay

Doctor en Historia por la Univ. de Zaragoza


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