Con 25 años y tras su estancia en Roma, Francisco de Goya alza el vuelo en su carrera como pintor que le llevará a la cumbre y a ser uno de los mejores pintores de la historia de la humanidad. Corría el año 1771 cuando recibió su primer encargo de importancia, el coreto de la santa capilla en la catedral del Pilar de Zaragoza. Son sus años de consagración como pintor y lo hace en Aragón, aunque ya comienza también a trabajar en Madrid gracias a la mano de su maestro y cuñado Francisco Bayeu.
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