Dirigido a History Channel y HBO,
Como productores y distribuidores de la serie Knightfall nos ponemos en contacto con ustedes y sus filiales en España, The History Channel Iberia y HBO España, en calidad de historiadores de la start-up de la Universidad de Zaragoza, Historia de Aragón, para llamar la atención acerca de alguna de las importantes tergiversaciones históricas que se han realizado en la mencionada serie.
Sin duda, en todo producto de entretenimiento histórico, desde novelas a series de televisión, se pueden realizar ciertas concesiones para poder amoldar la historia real al funcionamiento de dichos productos. Sin embargo, hay cambios que cruzan la línea de lo correcto, de la veracidad histórica, de lo moral y del respeto hacia los consumidores. Cambios que se convierten en flagrantes manipulaciones históricas y que, dado el numeroso público que ustedes atraen en todo el mundo confiando en la teórica calidad de sus producciones, ayudan a la difusión de una historia que no es, ni de lejos, la real.
En el capítulo 2 de la serie Knightfall, ambientada en los últimos años de la Orden del Temple, el rey Felipe IV de Francia habla en una escena con su hija y le comenta que ha llegado una petición de casamiento para ella. Para sorpresa y sonrojo general, vemos tanto en la versión original en inglés como en el doblaje al castellano que esa petición de matrimonio para la princesa francesa viene del príncipe heredero del Reino de Cataluña.
Esta es una grave manipulación histórica que, dada la emisión de la serie en diferentes países de todo el mundo, puede hacer un importante daño a la visión que se tiene de la Corona de Aragón a nivel internacional. Este habría sido el término correcto con el que dirigirse en el guion de la serie al príncipe heredero que trata de casarse con la hija de Felipe IV, pues Cataluña, como reino, jamás existió. En la época en la que se centra la serie, Cataluña, con tal nombre, no existía bajo ningún concepto como entidad política. Sí que existía una serie de condados soberanos cuyos señores (salvo en algunos casos como el condado de Urgel) respondían a su señor feudal, que no era otro que el conde de Barcelona. Cataluña era todavía un concepto geográfico que aparece por primera vez en un documento oficial en el testamento de Alfonso II firmado en diciembre de 1194 y, como entidad política, ningún documento hace referencia con el término de Cataluña hasta una convocatoria de cortes del año 1350. En ella, el rey Pedro IV hace mención por primera vez del Principado de Cataluña. Es decir, no será hasta unos 60/50 años después del momento en que está ambientada Knightfall cuando por primera vez aparece en un documento el término “Cataluña” asociado a la idea de una entidad política propia, pues hasta entonces todo ese territorio era referido con el término de “condado de Barcelona”.
Por otra parte, ni el condado de Barcelona ni, por supuesto, Cataluña han sido nunca un reino, pues tal y como dice su propio nombre se configuró políticamente desde su inicio como condado. Sí que es verdad que, con la unión dinástica del Reino de Aragón y el condado de Barcelona en 1137 en las figuras de la princesa Petronila de Aragón y el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona, se inicia un camino conjunto de ambas entidades políticas, afianzadas con la sucesión del hijo de estos, Alfonso II. Este aunó por primera vez en una sola cabeza el Reino de Aragón y el condado barcelonés, el primero con el título de rey y el segundo como conde. Según la mayor parte de la historiografía, es aquí cuando nace la Corona de Aragón, la cual con el tiempo formó un conglomerado de estados (si se permite usar este término para la época referida) que tuvieron como señor a una misma figura, aunque manteniendo cada uno sus propias leyes, instituciones e idiosincrasia.
Con todo esto queda claro que, si Felipe IV de Francia o cualquier otro príncipe europeo hubiera recibido una petición de matrimonio para alguno de sus descendientes por parte de los condes de Barcelona, esta petición la habrían hecho como reyes de la Casa de Aragón y de la Corona de Aragón, lo cual englobaba ser en 1291, año en que comienza la serie, reyes de Aragón, Valencia, Sicilia y condes de Barcelona. Pero jamás lo habría hecho como rey de Cataluña. Puede que estos datos sean tomados como meramente anecdóticos por los productores de la serie, pero dado que la producción es estadounidense, un símil parecido sería el hablar de George Washington como el primer rey de Estados Unidos o incluso decir que algunos de sus estados fundadores como Carolina del Norte lo hicieron como el Reino de Carolina.
Desde la start-up Historia de Aragón esperamos algún tipo de rectificación por tal despropósito y por vender al consumidor una supuesta serie histórica que más se parece a la ciencia ficción, resaltando además la sorpresa de que tal distorsión histórica (por no mencionar otras) provengan de un canal dedicado a divulgar la historia y que sea distribuido por otra empresa como HBO a la que se le presupone cierto criterio de calidad con respecto a sus productos.
Reciban un cordial saludo.
Zaragoza, a 20 de enero de 2018.
Sergio Martínez Gil
Santiago Navascués Alcay
Directores Start-Up Historia de Aragón